Datos
técnicos:
Título: La
música del mal.
Autora:
Yolanda Fidalgo.
Roca
Editorial (Grupo Penguin Random House).
1ª
edición: Abril/2023.
Encuadernación:
Tapa blanda con solapas.
ISBN:
978-84-19283-46-7.
Idioma:
Español.
Nº
páginas: 484.
Sinopsis:
Nápoles,
1900. Fabio, el dueño del teatro Dellanotte, parte de viaje por un
año, y encarga a sus dos hijos: Adriano, violonchelista ciego, y
Carlo, la responsabilidad de regentar el teatro de la ópera.
Pero
tras su partida, todo va a cambiar. Sus hijos, aunque Carlo está
casado, se enamoran de la misma misteriosa mujer. Su esposa
desarrolla aficiones que no imaginaría. Y un sanguinario asesino en
serie se dedica a matar en el teatro, siguiendo las pautas de un
antiguo manuscrito que narra la vida de Diane, la criada muda de la
envenenadora marquesa de Brinvilliers, en el París del Rey Sol.
Para
atraparlo, recibirán la ayuda de Gianni Leone, colaborador del
fundador de la escuela italiana de antropología criminal Abele de
Blasio. Se valdrá de sus nuevos, pero aún no probados, métodos
científicos, para lograrlo... ¿o no?
Opinión
Personal:
La
música del mal
es la segunda novela que leo y reseño de Yolanda Fidalgo (Zamora,
1970), y que refrenda la calidad de sus trabajos literarios, al igual
que me confirma que es una autora a tener muy en cuenta por las
temáticas que aborda en su narrativa. Unas temáticas en las que la
mujer cobra un claro protagonismo, con el añadido de que da a
conocer personajes femeninos reales, muchos de ellos sumidos en el
ostracismo de la historia. La complejidad es otro rasgo que está muy
presente en sus obras. En La
música del mal
la trama se desarrolla a lo largo de dos las líneas temporales,
entre las que se intercala en cursiva un relato narrado en primera
persona. Esta voz narrativa mantiene en vilo al lector porque será
en las últimas páginas cuando se descubra quién es el asesino
sanguinario en serie, ...¿o no se descubre? Porque mis dudas tuve.
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(Hospital de Dieu-París, Francia) |
La
primera línea temporal transcurre en Nápoles, en 1900, época en la
que Fabio Dellanotte comunica a su familia que se va a «África...A
una ciudad que se llama Asmara, la nueva capital de Eritrea. Allí
necesitan un teatro de la ópera»
(pág. 16). Encarga a sus dos hijos, Adriano (Dri)
y Carlo la responsabilidad de regentar el teatro de la ópera
Dellanotte, como adelanta la sinopsis. Dos hermanos que se enfrentan
a una inesperada y desagradable situación, porque un asesino en
serie sangriento se dedica a matar en el teatro, siguiendo las pautas
que se relatan en un antiguo manuscrito. Una línea temporal que
tiene su propia banda sonora, aunque en esta ocasión está
relacionada con la ópera, con las obras con las que inaugura la
empresa familiar cada trimestre del año en curso; en esta ocasión
son Cossi
far tutte,
Caggliacci,
Tosca
y Carmen.
La escritora zamorana elige fragmentos de cada una de ellas que
guardan relación con los episodios que protagonizan los personajes
de turno, en los que pone especial énfasis en aquellos en los que la
tragedia está presente de una forma u otra.
La
segunda línea temporal se sitúa en París, durante la segunda mitad
del siglo XVII. El lector se encontrará con una historia relatada en
primera persona en forma de manuscrito. La protagonista y narradora
es,
Diane, una joven muda, a quien la marquesa de Brinvillers admite como
un miembro más de su servicio. Como adelanta la autora en el
prólogo, «He
intentado ser fiel a su vida, tan apasionante y extraña que no se
necesita inventar nada pues en este caso y en el de La Voisin, que
también existió de verdad, la realidad supera a la ficción»
(pág. 7). Una marquesa que sorprende y escandaliza a la sociedad de
la época, por la barbarie que utilizó para medrar su patrimonio.
Madame de Brinvillier fue una mujer bella, apasionada, fogosa, y de
gran sangre fría, con una extraña vida que concluye con un triste,
aunque esperado final. Un personaje que es el origen del llamado
Asunto
de los venenos,
que fue un escándalo ocurrido durante el reinado de Luis XIV, que
incluso tambaleó los cimientos del absolutismo del llamado Rey Sol.
Un asunto en el que varios adivinos y miembros de la aristocracia
fueron acusados de envenenamiento y brujería.
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(Marquesa Brinvilliers-París, s. XVII) |
Me gustó mucho el enfoque que le dio Yolanda Fidalgo a La
música del mal.
En mi opinión, construye una trama de misterio de corte clásico,
incluso me atrevo a decir que siguiendo las pautas de Agatha
Christie, porque no se conoce la identidad del sanguinario asesino en
serie hasta el desenlace y juega con pistas falsas que confunden al
lector. El peculiar inspector Gianni Leone es el encargado de la
investigación, dirige los interrogatorios pertinentes, e incluso
sospecha de determinados movimientos de los miembros de la familia
Dellanotte. Está convencido de que las vagas respuestas que recibe
no suponen una firme coartada que les protejan para no ser acusados
como presuntos culpables de haber cometido los crímenes. En este
sentido, el narrador omnisciente pone el foco en varios personajes,
en los que resalta rasgos físicos que los inquietan y caracterizan en los episodios más
álgidos, y por los que me acordé de escritores que utilizan esta
técnica narrativa, como Zweig. En cierto modo, puede decirse que
esta novela es de habitaciones cerradas, porque las escenas
trascendentales tienen lugar en el palacete que la familia posee en
la Riviera di Chiaia, en el teatro que ahora regentan Carlo y Adriano
Dellanotte, y en la vivienda del barrio de Vomero, en donde vive
Flavia con su padre. En la segunda línea temporal, y tras la
detención de la marquesa de Brinvilliers, sorprende a la población
y al propio monarca Luis XIV el llamado Asunto
de los venenos.
La investigación la lleva a cabo el mismísimo La Reynie, jefe de la
policía de su majestad, con la ayuda del oficial François Desgrez.
Investigación que me atrajo porque, en más de una ocasión, me
preguntaba qué reacciones tendrían unos y otros para eludir la
férrea persecución a la que son sometidos, pese a que algunos
logran huir del país.
Pese
a lo que acabo de comentar sobre habitaciones cerradas en el párrafo
anterior, la ambientación es magnífica en ambas líneas temporales.
De hecho, en todo momento tuve la sensación de realizar un viaje
literario a las dos épocas en las que se desarrolla la trama. Acompaño a la voz narrativa omnisciente por las calles de
Nápoles, tanto por la zona que acostumbra a frecuentar Adriano, pese
a su ceguera, como por los lugares que transitan el resto de la
familia. Todas ellas mostradas mediante descripciones claras y
concisas, pero muy visuales. Una ciudad en la que el Vesubio está
muy presente, porque a la nonna
de la familia le gusta mirar al volcán por lo que significa para la
ciudad. Cuando las conversaciones que mantienen se presta a ello,
reflexiona con frases lapidarias al respecto que guardan relación
con Nápoles y los Dellanotte. El siguiente fragmento que resalto en
cursiva refleja la idea que tiene Carlo sobre su ciudad:« Cuánto
había echado de menos el aroma de la sal, el color azul del
horizonte. El gris de la toba volcánica, el canto de sirena de la
ciudad ruidosa, que atrae y envuelve...los forasteros decían que
estaba llena de ladrones, camorristas y tenían razón»
(pág. 422). En París sucede lo mismo que en Nápoles, porque me
sentí un acompañante de Diane a lo largo de su ciclo vital. Un
ciclo vital que empieza en el palacio de la calle Neuve-Saint-Paul,
«donde
vivían la bella dama, su marido, sus hijos y algunos criados»
(pág. 27). Diane muestra un París de contrastes, según evolucionan
sus perspectivas, y describe espacios donde se puede codear
con gentes con posibles como con quienes tienen que vivir en los
suburbios más desfavorecidos de la capital francesa. Un París que,
en muchos aspectos, me recordó al que describe Víctor Hugo en sus
novelas. Una ciudad que es testigo de la construcción del Palacio de
Versalles, una de las maravillas de París, y que muestra el
esplendor y el poderío que llegó a tener Francia, sobre todo en
tiempos de Luis XIV, el Rey Sol.
Yolanda
Fidalgo construye unos personajes bien perfilados, creíbles y que parecen cobrar vida propia, por la forma de ser y actuar en los
episodios que intervienen, y a través de los que se percibe la
relación que hay entre los diferentes estratos sociales de ambas
líneas temporales, en las que interactúan de forma muy natural
personajes reales con ficticios. En este sentido, es de agradecer lo
que comenta la autora en el prólogo de la novela sobre los primeros.
El lector se encontrará con una historia coral porque los que
transitan por sus páginas desempeñan un papel equilibrado. Son varios los personajes que atrajeron mi atención: El
inspector Gianni Leone, al que ya me referí en el cuarto párrafo de
esta reseña, y que da mucho juego a historia que se desarrolla en 1900. Un
inspector que tiene una forma muy característica de dirigirse a sus
interlocutores, porque emplea determinadas muletillas expresivas, que
levantan más de una sonrisa por la forma en que las dice, al igual
que también se sirve de frases que utiliza a modo de redundancia,
para resaltar la importancia que le da al hecho en el que las
incluye. Adriano Dellanotte es un personajes que arrastra una
ceguera, pero que sustituye por el desarrollo de los otros sentidos,
lo que le sirve para reconocer a los personajes que se relacionan con
él, a moverse por Nápoles con ayuda de su bastón, y a dedicarse a
su gran pasión, que es la música: toca el violoncello en la
orquesta del teatro que regenta con su hermano. La diferencia de
criterio con su hermano Carlo se manifiesta por la diferente
percepción que ambos tienen sobre el teatro familiar, sobre todo
tras la marcha del patriarca de la familia. Los personajes femeninos
son muy atractivos, tanto los que forman parte de esta familia como
los que transitan por la segunda línea temporal. Destaco el espíritu
emprendedor de Martia, la mamma,
porque decide tomar las riendas del teatro familiar de la ópera ante
la incertidumbre sobre su continuidad por los macabros asesinatos que
se cometen, al igual que les sorprende por las actividades que hace en sus
enigmáticos desplazamientos fuera del palacete, incluso pese a la
vigilancia a la que es sometida la familia. Senta y Flavia son dos
personajes que incluso me atrevo a decir que tienen rasgos comunes.
En la línea temporal que transcurre durante la segunda mitad del
siglo XVII sobresale la ya mencionada marquesa de Brinvilliers, a la
que ya me referí en el cuarto párrafo de esta reseña, y su
sirvienta Diane, una joven muda, observadora y con espíritu
independiente, pese a que contrae matrimonio con Claude. Aunque
también merece la pena cita a personajes reales de La Voisine, La
Bosse y La Vigoreux, por la labor que se les atribuye en el escándalo
de los venenos, a través de las que se refleja el papel que en esa
época tienen las envenenadoras, los alquimistas y las brujas y la
investigación que lleva a cabo el mismísimo La Reynie.
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(Riviera di Chiaia-Nápoles, Italia) |
Me
gustó mucho La
música del mal,
una novela en la que la maldad humana está muy presente a lo largo
de su desarrollo. El teatro de la ópera que regentan los hermanos
Adrián y Carlo Dellanotte es testigo de una serie de crímenes que
comete un asesino sanguinario en serie, siguiendo las pautas de un
antiguo manuscrito que narra la vida de Diane, la criada muda de la
marquesa de Brinvilliers, en el París del Rey Sol, como adelanta la
sinopsis. Entre estas dos líneas temporales se intercala en cursiva
un relato narrado en primera persona, que mantiene en vilo al lector,
porque será en las últimas páginas cuando se descubre quién es el
asesino en serie, ...¿o no se descubre? Porque tuve mis dudas. Una primera línea temporal de corte clásico, en la que la
autora juega al despiste con el lector, porque pone señala a varios
posibles culpables de haber cometido los crímenes en el teatro
Dellanotte. Una segunda línea temporal que nos lleva a una
época en la que el llamado Asunto
de los venenos
escandalizó a la opinión pública francesa, destapado tras la
detención de la marquesa de Brinvilliers. La
música del mal
tiene en la línea temporal que se desarrolla en 1900 su propia banda
sonora, que son fragmentos de las óperas que se estrenan cada
trimestre del año en este teatro, y que guardan relación con
los episodios que protagonizan los personajes de turno, en los que
pone especial énfasis en aquellos en los que la tragedia está
presente de una forma u otra. La
música del mal
contiene una historia coral en la que las mujeres cobran
protagonismo, porque las que transitan por el año 1900 entienden que
éste trae un cambio de papel para el género femenino. Los
episodios luctuosos que viven les hacen tomar unas decisiones firmes
con las que hacen ver a los actuales regidores del teatro que no
aceptan las medidas que se ven obligados a tomar, provocadas por la
actuación del asesino en serie. El lector se encontrará con una
trama bien escrita, con un ritmo que en mi caso me resultó fluido, y
que apenas decae a lo largo de su desarrollo, por el que transitan
unos personajes bien perfilados y atractivos, en los que se percibe
una natural interactuación entre los reales y los ficticios.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de la web de Roca Editorial. Imagen del Hospital de Dieu tomada de la web del diario ABC. Imagen de la Marquesa de Brinvilliers tomada de la web de Pinterest. Imagen de la Riviera di Chiaia en Nápoles tomada de la web Wikimedia Commons. Fotografía de Yolanda Fidalgo tomada de la web del diario La Opinión de Zamora.
Biografía:
Yolanda
Fidalgo (Zamora en 1970). Estudió Empresas Turísticas en la
Universidad de Salamanca, pero su pasión han sido siempre los
libros. En Madrid fundó su propio taller de encuadernación, que aún
mantiene. Su primera novela, Más
allá de los volcanes,
ganó el Premio Internacional de Narrativa Marta de Mont Marçal.